EXTRAS 2: “quién hizo tu ropa” (de marca o de mercadillo) por Jesús Arpal-Moya

Resumen del libro que recién leí: “De Chuequistas y overlockas. Una discusión en torno a los talleres textiles”, Colectivo Simbiosis y Colectivo Situaciones. Editorial Tinta Limón - Editorial Retazos, Buenos Aires.




El colectivo Simbiosis es una agrupación cultural comunitaria y política de migrantes bolivian*s en Argentina; realiza programas de radio, y también una editorial cartonera con tapas de cartón cosidas en tela. La mayoría de la muy numerosa migración boliviana, tanto regularizada como sin papeles, trabaja en talleres textiles en Argentina que producen tanto para el mercadillo alegal como para las marcas, y algunos de ell*s son l*s componentes del colectivo Simbiosis. El colectivo Situaciones argentino se define como investigación militante, y publican estudios políticos que abordan desde autoras como Bifo, Hardt y Negri o Rivera Cusicanqui, a ámbitos en la educación en el periurbano, los talleres textiles, los call centers y otros lugares.




Estructuran este libro en colaboración como una serie de entrevistas: A Silvia Rivera Cusicanqui, José “Gringo” González, Gustavo Vera, Alfredo Ayala, y a l*s compañer*s trabajador*s Delia, Geraldine, y René.

El libro comienza con la entrevista a Rivera Cusicanqui, de la que ya publicaron un libro de pensamiento descolonizador, “ch’ixinakax utxiwa”. Silvia Rivera Cusicanqui (La Paz, 1949) es socióloga, antropóloga y activista aymara. Ha publicado sobre descolonización y luchas de los pueblos originarios quechua, aymara y también la historia del anarquismo en su territorio. Su visión del sistema de los talleres textiles de las comunidades bolivianas en Argentina desafía los juicios de izquierda radical del colectivo Situaciones basados en la idea de la explotación del proletariado por los capitalistas. ¿En qué consiste este desafío?

Rivera Cusicanqui, como parte de su escritura descolonizadora niega la aplicación directa de estos conceptos coloniales a esta realidad que se rige por otros conceptos y prácticas, que han incorporado la cultura colonizadora de forma abigarrada y confusa con sus sistemas originarios. Habla de una realidad Chi’ixi, abigarrada, donde es difícil separar opuestos. Rechaza la idea de “trabajo esclavo” pues se trata de prácticas dentro de una comunidad, y la categoría “esclavo” está basada en una alteridad que no incluye en la comunidad; se trata de talleres comunitarios, en muchos casos de tamaño pequeño, basados en lazos familiares, migrantes, y sistemas de venta propios que también juegan a negociar con las marcas de los “blancos”. Ella ve explotaciones pero también otro tipo de jerarquías como el “derecho de piso” familiares, comunales, ritos de paso y comunitarismo tanto autoritario como protector, y encuentra muy peligroso “intervenir” desde presupuestos eurocéntricos (en concreto, desde ONG's más o menos internacionales y externas a las comunidades) en estas realidades de contrabando que son el reducto de las prácticas comunitarias originarias. Compara la intervención de denunciar los talleres ilegales, o alegales, por no cumplir los requisitos del estado, con la intervención imperialista en países de oriente medio bajo pretexto de una supuesta explotación de la mujer. Una falsa intervención en pro de la justicia que permite implantar regímenes igualmente explotadores pero con un grado de control mucho mayor y sin ningún cabo sin atar. Ella también expresa sus dudas por si no romantiza este funcionamiento comunitario por su deseo de encontrar opciones de vida en espacios no eurocéntricos.

Esta postura genera muchas contradicciones y discusiones tanto en el colectivo Situaciones de educación marxista como en el colectivo Simbiosis de (ex)trabajadoras del textil que se han organizado a partir de ideas de denuncia de la explotación y lucha por la mejora de las condiciones laborales cercanas a una idea sindical, o a de regulación laboral y por tanto relacionada con lo gubernamental estatal.

Sin embargo, como es una figura que respetan, deciden comenzar el libro con una entrevista donde discuten estos puntos de vista, para después hacerlo con una serie breve pero muy amplia de implicados, como el cónsul boliviano en Argentina, un activista de derechos laborales y de ciudadanía “argentino-blanco”, un tallerista textil boliviano, y tres ex-trabajadoras, una de un taller textil, otra de una clínica de la comunidad boliviana en Argentina, y otra de un trabajador en una fábrica textil de mayor escala “argentina-blanca”. Cada una de ellas irá contando sus experiencias o sus puntos de vista, y los colectivos entrelazan anotaciones, dudas, y pequeños textos, incluyendo el manifiesto Chi’ixi basado en la teoría descolonizadora de Cusicanqui.

El resultado son muchas voces y realidades que tejen un sistema difícil de cambiar, y en el que mientras l*s l*s trabajador*s sin apellido relatan casos de explotación vivid*s y graves, y el resto de agentes no precarios aportan puntos de vista políticos más generales, firmados y referidos a ideales.

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